Un nuevo curso...

Nuestro propósito:

Entender la ética en el marco de la vida misma.

Nosotros podemos transformar el mundo, con cada acción y decisión que tomamos. Pero ¿qué rumbo seguimos? ¿Qué propósitos tenemos? ¿Cuál es el camino a elegir?, ¿Qué debemos hacer? ... Intentar responder a estas preguntas es el cometido de la Ética, mejor dicho, ayudarnos a reflexionar sobre nuestro propio pensamiento, sobre nuestro modo de conocer y aquello que podemos conocer. Reflexionar sobre mí, sobre el otro y sobre el mundo que nos rodea.

La ética pretende ser universal, sin embargo no quiere universalizar nuestros sistemas de pensamiento, creencias y costumbres. La intención es encontrar aquello que es común a la humanidad, aquello con lo que todos podamos vivir una vida justa y libre.

La humanidad tiene que caminar hacia el horizonte del propio desplegar, lo que significa liberarse de la ignorancia, el dogmatismo, el miedo y el odio al otro. Tenemos que reconocer que todo ser humano tiene un valor intrínseco y, por ende, extenderlo a todo ser vivo.

Los seres humanos estamos unidos por lazos invisibles, la Ética nos ayuda a verlos y respetarlos.

jueves, 31 de mayo de 2012

Texto para el tema de la globalización.

Comenta el siguiente texto como hemos aprendido a hacerlo a lo largo del curso:
Adela Cortina sostiene que habitamos un mundo globalizado, algo que ya no tiene retorno. Es decir, si bien cada uno de nosotros puede valorizar los pro y los contra que tiene vivir en un mundo de estas características, Cortina plantea la necesidad de no quedarse solamente en la retórica que expone estos temas sino en ir un paso más allá y preguntarse por el ¿”CÓMO” vivir dignamente en un mundo globalizado?
Para ella, la globalización es la gran oportunidad que el ser humano tiene para hacer “ciudadanía cosmopolita”, es decir, donde el hombre sienta que el universo es “la ciudad de todos y todos se sientan ciudadanos”, de lo contrario, la globalización sólo sería la culminación de un proceso en el que cada vez se abre más el abismo entre pobres y ricos, y donde el consumismo se convierte en una carrera desenfrenada para obtener más, pero no para sentirse mejor. Desde una óptica altamente optimista, la filósofa apuesta a la cierta posibilidad de “globalizar lo bueno” para contrarrestar el daño que se está observando a escala mundial.


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