Adela Cortina sostiene que habitamos un mundo globalizado, algo que ya no tiene retorno. Es decir, si bien cada uno de nosotros puede valorizar los pro y los contra que tiene vivir en un mundo de estas características, Cortina plantea la necesidad de no quedarse solamente en la retórica que expone estos temas sino en ir un paso más allá y preguntarse por el ¿”CÓMO” vivir dignamente en un mundo globalizado?
Para ella, la globalización es la gran oportunidad que el ser humano tiene para hacer “ciudadanía cosmopolita”, es decir, donde el hombre sienta que el universo es “la ciudad de todos y todos se sientan ciudadanos”, de lo contrario, la globalización sólo sería la culminación de un proceso en el que cada vez se abre más el abismo entre pobres y ricos, y donde el consumismo se convierte en una carrera desenfrenada para obtener más, pero no para sentirse mejor. Desde una óptica altamente optimista, la filósofa apuesta a la cierta posibilidad de “globalizar lo bueno” para contrarrestar el daño que se está observando a escala mundial.
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