Un nuevo curso...

Nuestro propósito:

Entender la ética en el marco de la vida misma.

Nosotros podemos transformar el mundo, con cada acción y decisión que tomamos. Pero ¿qué rumbo seguimos? ¿Qué propósitos tenemos? ¿Cuál es el camino a elegir?, ¿Qué debemos hacer? ... Intentar responder a estas preguntas es el cometido de la Ética, mejor dicho, ayudarnos a reflexionar sobre nuestro propio pensamiento, sobre nuestro modo de conocer y aquello que podemos conocer. Reflexionar sobre mí, sobre el otro y sobre el mundo que nos rodea.

La ética pretende ser universal, sin embargo no quiere universalizar nuestros sistemas de pensamiento, creencias y costumbres. La intención es encontrar aquello que es común a la humanidad, aquello con lo que todos podamos vivir una vida justa y libre.

La humanidad tiene que caminar hacia el horizonte del propio desplegar, lo que significa liberarse de la ignorancia, el dogmatismo, el miedo y el odio al otro. Tenemos que reconocer que todo ser humano tiene un valor intrínseco y, por ende, extenderlo a todo ser vivo.

Los seres humanos estamos unidos por lazos invisibles, la Ética nos ayuda a verlos y respetarlos.

viernes, 21 de febrero de 2014

Quiero compartir un texto de mi propia cosecha con vosotros

Las palabras de Silvia del pasado viernes, en concreto cuando habló de una de las personas a las que más admira actualmente (la historia del barrendero), me han inspirado a contaros mi pequeña historia: Todos los días y desde hace ya unas cuantas semanas, un señor vive en el portal de una tienda abandonada frente a mi casa, con su perro. Recuerdo haberle visto en alguna otra ocasión por Dénia, pero no debí prestarle demasiada atención. El caso es que hace un par de semanas, se "mudaron" allí, frente a mi casa, en la tienda abandonada, él y su perro, un can flacucho y desnutrido, de ninguna raza y sin brillo en el pelo. Lo curioso es que siempre que voy del colegio a casa para comer, aprovecho para hacer malabares mientras ando y, un día, se ve que el señor me vio como algo curioso y me sonrió. Desde ese momento y siempre que nos vemos, me saluda y sonríe, e incluso a veces me adelanto a saludarle yo primero. Debe ser una de las personas a las que más admiro en este momento; es, como dijo Silvia, un verdadero maestro de vida para mí. Nunca pide nada a nadie, se pasa el día o fumando, o leyendo, o paseando y mimando a su perro. Y el perro es otra, ¡qué perro! El otro día les observamos un rato con mi hermano, desde la ventana. Él me dijo "no entiendo porqué el perro no se va. No tiene nada de comer, ni siquiera la más mínima gota de agua, pero ahí sigue" y es cierto, cualquiera lo pensaría: "¿qué hace ahí?", pero en el momento que ves el brillo en los ojos que tienen cuando se miran, se disipa todo tipo de duda. Es una mirada de amor, complicidad, tranquilidad y, sobre todo, FELICIDAD. Transmiten una total aceptación de su realidad y su condición, que es tal, que te aplasta. Viven lo que pueden, como pueden. De veras me parece realmente admirable y nunca se me llegaría a ocurrir poner por debajo a gente como esta, no porque sean "sin-techos" (aunque odie esa palabra), sino porque son ejemplos a seguir en todos los sentidos. En definitiva, con mi hermano hemos estado pensando en bajarle un libro, pero no tenemos ni idea de en qué idioma habla. Gracias por otorgarme unos pocos minutos de tu tiempo, espero que hayan valido la pena.

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